Un objeto
poético es el material que Nilda Barba titula “Doctora Jekyll y Señora Hyde”. Desde la textura del papel que invita a
la caricia, los contrastes blanco-negro,
los colores, la articulación gráfica y las fotos, los versos: todo confluye
para que los sentidos se alerten y se dispongan a gustar, a leer esta obra.
Es tarea de la
poesía trabajar sobre el silencio. Rebusca en lo insondable para rescatar la
voz que diga, que nombre aquello que no se puede pronunciar. Para alcanzar la
palabra obturada, Nilda recorre un camino de puntillas, lazos, ceremonias
familiares. La poeta funda una escena de niñas, de boquitas y flores en rondas
de plumetí y casas sobre árboles. Como páginas de un cuento sonorizado con cajitas de música transcurren las páginas del poema relato. Pero nada es lo que parece y lo siniestro acecha a la infancia y la alcanza, construye “..andamios que no se sacan / sostienen el rictus”.
La palabra del
padre se instala, habilita el silencio, hasta un día. Tanta orden, tanto
mandato de obediencia y mudez -no se contesta, calladita la boca-sin chistar- no
logran ocultar el crimen perfecto, ni impedir el deshielo, el alud de la
palabra poética, liberadora.
Tona
Taleti.
Septiembre
2012